Con el pretexto de acudir a la boda de uno de mis mejores amigos el fin de semana pasado desembarcamos en el puerto de Acapulco. No me había percatado que tenía casi 3 años que no visitaba el mar. Que falta me hacía.
Todo fue estupendo. Empezando por la compañía de E y terminando por la briaga monumental que agarramos el viernes por la noche. Mucho tiempo hacía que no me agarraba el amanecer y luego el atardecer, hasta llegar a la boda sin dormir un sólo minuto. El cuerpo resiente las consecuencias por la edad pero vaya que valió la pena. Habrá que visitar el mar más seguido.
2 comentarios:
La inmensidad del mar... ta madre, hace tanto que no voy... y acá en Gdl no he llegado ni a Chapala. No valgo madre
¿Y el mar cómo es, eh?
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